Según la Guía de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento de la dispepsia, publicada en la revista de Gastroenterología Colombiana, esta enfermedad se define como “un dolor o molestia abdominal superior que se presenta en forma episódica o persistente y que sugiere estar originado en el tracto gastrointestinal superior”.
Afecta al 20% de la población mundial, según datos citados en la Revista de Gastroenterología de Perú, y puedes clasificarla en dos grandes categorías:
- Dispepsia orgánica: causada por un daño orgánico. Por ejemplo, una úlcera péptica.
- Dispepsia funcional: se produce sin causa aparente; no está provocada por problema orgánico evidente.
¿Cuáles son sus principales síntomas?
Detectar a tiempo la enfermedad es fundamental para tratarla con éxito y mejorar la calidad de vida del paciente. Los síntomas, constituye un grupo heterogéneo de señales, entre las que encuentras:
- Pesadez postprandial, entendida como la sensación prolongada de tener comida en el estómago.
- Distensión del abdomen superior, es decir, sensación de vientre lleno y apretado, luciendo hinchado.
- Dolor epigástrico, ubicado en la parte media superior del abdomen, entre las costillas y el ombligo.
- Saciedad temprana, que es la sensación de llenarse antes de lo normal o luego de comer menos de lo usual.
Como síntomas adicionales puedes encontrar:
- Eructos.
- Ardor epigástrico.
- Náuseas.
- Vómito.
Si padeces estos síntomas de forma crónica debes consultar al médico para que efectúe su diagnóstico y programe el tratamiento adecuado, que puede incluir una alimentación saludable, especialmente en el caso de la dispepsia funcional, donde no hay daños orgánicos que tratar con procedimientos médicos.
¿Cómo tratar la dispepsia?
Al respecto, la Fundación Internacional para Desordenes Gastrointestinales, señala que gran parte de los pacientes con dispepsia funcional tienen síntomas asociados a la ingesta de alimentos. Por lo cual, “suele hacerse una variedad de recomendaciones acerca de la dieta, aunque ningún estudio clínico ha evaluado formalmente a las intervenciones específicas de la dieta en el tratamiento…”.
Comer despacio, masticar adecuadamente y alimentarse a horas precisas ayuda bastante en la reducción de los síntomas. Además, en la dieta de personas con dispepsia funcional es más recomendable usar cereales integrales en lugar de los muy refinados, así como cereales sin gluten, pues inflaman menos la mucosa gastrointestinal.
También son aconsejables los pescados blancos y los alimentos bajos en grasa y acidez. Pollo, pavo y conejo siempre son una excelente opción. Evita los caldos de carne e ingredientes como apio, cebolla, tomate o pimiento porque incrementan la secreción de ácido.
Para hidratarte, el agua sin hielo ni refrigerada es la mejor opción. Reduce al máximo el consumo de embutidos, carnes grasas y alimentos ácidos. procesados o de repostería. Este tipo de dieta, sumado a un estilo de vida saludable (dejar de fumar, disminuir la ingesta de alcohol, y tratar el sobrepeso) te ayudará a reducir el malestar.
Respecto al tratamiento farmacológico, este debe ser determinado por un profesional y seguirse estrictamente. No obstante, el Stamyl suele ser una excelente solución. Es una mezcla de enzimas digestivas con simeticona, que ayuda a reducir los síntomas
dispépticos, o de mala digestión, y a facilitar la expulsión de gases.
Ahora que conoces los síntomas de la dispepsia y cómo tratarla, disfruta mucho más de tus alimentos. No obstante, en caso de que presentes problemas, prueba Stamyl, te ayudará a aliviar los síntomas en poco tiempo.